EL DEL MEDIO DE LOS PANERO [Las apariciones apócrifas de Leopoldo María Panero]

lunes, 27 de abril de 2015

Lo advertía ya Leopoldo María Panero... (Por Aitor Francos)

EL DEL MEDIO DE LOS PANERO
Según Chapu Valdegrama (c) 2015
Lo advertía ya Leopoldo María Panero en sus Tres historias de la vida real, los apócrifos terminarían sustituyéndolo: Mientras tanto en la casa de De Kooning, entre ruido de cadenas, siguen multiplicándose aparecidos.  Para Gsús Bonilla, el atractivo del poeta surgió a partir de la muerte de éste; Bonilla afirma acercarse a él desde el absoluto desconocimiento (salvo por  algún que otro poema que pudo leer en estos últimos años), y más, aclara, por curiosidad que por convencimiento. La portada de El del medio de los Panero tiene una llamativa instantánea de LMP en la Plaza de las Palomas de León, obra del fotógrafo José Ramón Vega. De los tres apartados del libro, el primero es una propuesta amena y participativa, son diálogos de Facebook que Bonilla ha recopilado y cuyo tema central es el poeta. La segunda parte me recuerda a una película de Woody Allen, Sueños de un seductor. A Allen se le aparecía Bogart en los momentos cruciales de su vida, y en los más comprometidos. A Bonilla, en cambio, le visita Leopoldo, desmejorado, fantasmal (seguramente no más fantasmal ni desmejorado que cuando estaba vivo) y aparatoso. En parte, podría entenderse que resurgiese para hablar y cuestionar los comentarios y artículos surgidos tras su fallecimiento, y para cerrar algunos cabos sueltos. Cada una de las apariciones se sucede tras unos versos del poeta (en el índice se señalan a qué libros pertenecen). En el último apartado, Bonilla decidió compartir el proyecto, pidiendo y recopilando textos, opiniones y experiencias, a escritores como David González, Ángel Guinda (que padeció a LMP una temporada en su domicilio, como se lee en El contorno del abismo, la biografía de LPM escrita por Benito Fernández) o a artistas visuales como Felipe Zapico. Interesante es la aportación de Alberto García Teresa, que en poco menos de una página describe con acierto al Panero irreverente y camaleónico, que nunca ocultó sus filias, el que desacralizó la figura de poeta, desligándose de etiquetas grupales, desde la desfachatez y la rebeldía. Otro de los colaboradores, Álex Portero, define así al poeta: Ingenuo, histrión, autoconsciente de su leyenda, falso y auténtico, egocéntrico y brillante. La mayoría defienden al LMP de personalidad magnetizadora, y no al que describen como títere comercializado, icono generacional, explotado sin escrúpulos, casi como un muñeco de trapo, el de los últimos años. Vicente Muñoz Álvarez, a este respecto, recuerda un número que le dedicó su fanzine Poemash y lo compara con aquellos indios norteamericanos, domesticados y exhibidos igual que anacrónicos peluches de feria.
Wittgenstein anotó en uno de sus diarios que uno vive eternamente si vive en el presente. Así le imagino yo a LMP: envuelto en la soledad de un mundo impenetrable. Un insecto prendido con alfileres, tan inquieto y desconcertante que en cualquier retrato que se le hiciera se revelaba a la larga siempre desenfocado.


Aitor Francos

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