Figura de San Antón Abad, detalle del Cerdo. (Imagen internet) |
Pero yo digo que el hombre es pastor del excremento
Y señor solo de la rabia
Y habitante único del salmo.
Leopoldo María Panero, (extracto) del Poema IV, en Rosa enferma (Huerga Fierro Ed.,2014)
Hoy quería celebrar San Antón con vosotrxs. Por ser el día de los Animales y por el encontronazo que sufre con San Juan de la Cruz y con San Antonio Abad, en un par de capítulos (XV, XVI) de Las apariciones apócrifas de Leopoldo María Panero, "el Leopoldo apócrifo”. La “típica” novatada de recién llegado, una especie de bullying verbal y psicológico, que le convierte en un marginado, una vez más, al igual que en la última parte de su vida, pero esta vez situado en su particular inexistencia, que es el lugar donde sitúo a mi peculiar “Panero”. Sí que es verdad que el eje del libro se toma desde la perspectiva del sentido del humor, pero eso no quita para que al fin y al cabo esta especie de hostigamientos tengan que ver con la exclusión y el aislamiento, habituales en las víctimas que sufren este tipo de malos tratos. El/los acosador/es impiden a la víctima participar, ignorando su presencia y no contando con él, en las actividades normales (estudios, oficios hobbys, etc) de la comunidad. Si en este país hubo un poeta obviado por el establishment poético, ese fue Leopoldo María Panero; excluido de la oficialidad, no por la calidad de su obra poética, en la que prácticamente coincide todo el mundo, sino por la incomodidad que producía solamente su mera presencia en un tipo determinado de acontecimientos y ante determinadas personas.
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